Nel derby della follia non regna nemmeno Yildiz
Giorni caldi per il calcio di casa nostra!
Solo se le puede dar las gracias a Simone Inzaghi y a Thiago Motta. Por su propuesta de fútbol y por reconciliarnos con esas tardes de fútbol pegados al televisor viendo partidos y más partidos. Salvo que este Inter-Juventus no fue solo un encuentro. Porque en unos tiempos donde la pizarra ha elevado al juego a otra dimensión, pero convirtiéndolo a veces en algo excesivamente plano en lo táctico, ambos técnicos se olvidaron de pensar en cubrir sus espaldas y fueron a por las del rival. Italia es solo catenaccio, decían.
[–>Este Inter-Juve ha sido una auténtica oda al fútbol, un partido que pudo caer para cualquier lado pero en el que ganaron casi todos excepto los corazones de los aficionados de ambos conjuntos. Al final todo acabó en empate. Pero qué empate. Cuando el Inter creía tener el partido hecho después de haber sido un huracán en cuanto a convertir ocasiones, Kenan Yildiz salió desde el banquillo para silenciar el Giuseppe Meazza. Dos zurdazos. Dos golazos. Y reparto de puntos. Gracias.
La primera mitad ya fue una auténtica locura, tanto que acabó 3-2. Jamás se habían anotado tantos tantos en un primer tiempo en la historia de los derbis de Italia. Tremendo. Y es que, casi sin querer, el Inter se había avanzado en el marcador después de que Thuram se inventara un penalti y Zielinski lo transformara.
Se las prometía felices el cuadro ‘nerazurro’, pero la Juve espabiló. En un santiamén, Vlahovic, después de una gran acción colectiva, y Weah, que emulaba a su padre en esas grandes noches en Milán y después de aprovechar la asistencia del diablo Conceiçao, le dieron la vuelta al partido.
Sin defensas
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Tardó nada la ‘Vecchia Signora’, apenas siete minutos. Menos tardó el Inter en volver a ponerse por delante. Otra vez parecía que no hacía nada el equipo de Inzaghi, y otra vez cayeron otros dos tantos. Primero Mkhitaryan, con un zurdazo desde la frontal, y después Zielinski, aprovechando otro penalti absurdo de Kalulu sobre Dumfries. Aún pudo empatar la Juve gracias a Weah, pero el árbitro dijo que hasta aquí.
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En la segunda mitad, más locura. Ni diez minutos habían pasado y Dumfries ya había perforado la meta de Di Gregorio después de un saque de esquina. Tenía el Inter el partido en sus manos, sobre todo con el correcalles que se había formado. Sin embargo, todo cambió con la entrada de Kenan Yildiz. El turco salió a escena, se echó a la Juve a sus espaldas y, con dos zarpazos, llevó el derbi de Italia al empate. Espectacular partido.
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